Desde las trincheras, con las bolas silbando.

Camina despacio. Intenta no hacer ruido. Párate y escucha. Quizá no estés solo y tras esas malezas esté lo que andas buscando. Se frio, permanece atento. No te distraigas o podría salirte caro. Ahora lo has visto. Es descuidado y se mueve. Muevete por su flanco, hacia él, despacio, sin perderle. Cuando cometa el siguiente fallo estarás allí para recordárselo.

domingo, enero 29, 2006

Mama, me voy a la guerra.

Hay que ver como pasa el tiempo.
Me acuerdo cuando me compré mi primera soplabolas; un G3 de Marui. Una pieza estupenda. Todo plástico. Larga como ella sola. Tiraba de muerte.

Cuando la vió mi madre, mientras le intentaba explicar a que me dedicaba los fines de semana, tan solo dijo muy seria -"Hijo, has perdido el juicio."-
Ahora que tengo tres trastos de estos colgados en la habitación y el armario lleno de uniformes y aperos de guerra no dice nada. Se ha acostumbrado. Lo ve normal. Ahora ya no estoy loco, simplemente me voy a "eso de los tiritos".

Pero volvamos al G3. La elegí por estética. Siempre me han gustado las armas largas y como el mercado por aquel entonces no estaba muy bollante de modelos, no como hoy, habia poco donde elegir; dudaba entre el M16 y el G3. Al final no caí en el lado yankee del airsoft y me embarqué en un proyecto de transformación de la máquina con el objetivo de transformarla en un CETME C. A día de hoy casi lo he conseguido, tan solo me falta encontrar un tornero de confianza que me arregle el frontal de un cetme auténtico para acoplarlo al de mentira.
Aqui tenéis a la máquina, todo metal y madera. Una joya.
Como he dicho la primera me la compré por estética, pero el resto por diversas razones. En total han pasado por mis manos unas pocas réplicas de las que iré hablando en otra ocasión.

El airsoft


Suena raro. Pero la traducción al castellano suena peor. Así lo llamamos.

Desde pequeño me enloquecian las películas de guerra. Siempre me atrajeron las armas, desde las pistolas de mistos de mi infancia hasta las que usé en tiro olímpico. Pero no me gusta la violencia.
A algunos les resulta un absurdo, algo incompatible y una posición insostenible. Respeto que no compartan mi visión. No les juzgo. Ellos a mi sí.
Resulta irónico que alguien con una camiseta del Che te diga que apologizas la violencia. O que los que salen cargados de odio de un partido te tachen de rarito. Paradojas de nuestra sociedad.

Vestirse de militar y empuñar un juguete que parece un arma puede resultar chocante para cualquiera. Y si encima juegas a conquistar un bunquer o rescatar algún rehen disparando a enemigos es normal que te miren mal. El airsoft es muy susceptible de ser sacado de contexto con muy malos resultados.
Tampoco se puede explicar bien lo que se siente cuando acechas entre los arbustos procurando no hacer ruido, cuando sabes que hay alguien cerca al que tienes que cazar, intentando ser mejor que él, aprovechar sus errores, cercarlo y eliminarlo sin que te vea. Lo que se siente cuando explota el tiroteo y las bolas silvan a tu alrededor mientras los compañeros gritan e intentas disparar. Así que para hablar de él hay que haberlo probado.

Para mi es una actividad de fin de semana, una forma de pasarlo bien entre amigos, soltar adrenalina y disfrutar de buenas conversaciones y risas. Y si encima puedes viajar a otros lugares y compartir esta actividad con multitud de gente los atractivos del airsoft son para mi irresistibles.

Me gusta el airsoft. Me encanta el airsoft.


Saludos y bienvenidos al blog.